Entendido como un mecanismo de autorregulación de las empresas para identificar y prevenir situaciones que resultan en infracciones empresariales (administrativas o penales), los programas o sistemas de Compliance trascienden el enfoque elemental de cumplimiento legal y para su implantación recurren a disciplinas propias del gobierno corporativo, la gestión de riesgos, la gestión del recurso humano y, por supuesto, de la ética empresarial.